Reflexionando en Semana Santa

La censura que había durante el franquismo, imperaba a obedecer las normas del gobierno y del clero, que obligaban a participar en el Vía Crucis, en la Procesión del Corpus y en la Procesión de Semana Santa.

Recordamos aquellas Semanas Santas en que se prohibía la música, los festejos y los bailes.
Se obligaba a cerrar los lugares de diversión y ocio y se prohibía incluso cantar a la gente.

La radio y la TV emitian música clásica o sacra y peliculas religiosas.
Para comer carne en Semana Santa tenías que pagar al cura la Bula. Los únicos que podían permitírselo eran los ricos.

Cierto párroco de Cervás, bien conocido por su integrismo popular, enviaba cartas a todos los feligreses coacionandoles y conminándoles a "cumplir el precepto pascual de la confesión". La gente acudía a confesarse atemorizada, porque despues dependías del cura para que te diese un "certificado de buena conducta", para poder ingresar en el Hospital de Caridad, niños a la escuela, empresas estatales, etc., que te negaban si no se aportaba.

Atemorizados, lo recuerdo bien personalmente, los niños tenían que acudir a la Santa Misión y a la confesión, por que si no eran discriminados en la Escuela Nacional.

Y el cura, en la visita semanal a la escuela, hacía poner siempre en pié a los que no se habían confesado, a modo de escarnio, inquiriendo además a que explicasen por que no lo hicieron.

Con la democracia todo eso cambió afortunadamente.

No obstante, estos mismos días, están saliendo bochornosamente algunas "procesiones con lazo", en manifestación claramente política.

Actualmente la Semana Santa, son como unas vacaciones de ocio, disfrute, viajes y algarada.
Si bien la Iglesia goza todavía de privilegios como para invadir las calles con procesiones,tamborradas, ruido y cortes de tráfico, que les permite el Estado como privilegio.
Pero bueno, son las molestias propias de las algaradas como las fiestas populares, el carnaval, eventos deportivos, conciertos musicales y otras concentraciones populares.

La gente que quiere puede divertirse tranquilamente y también la gente devota puede hacer penitencia como le venga en gana.