El Alcalde de Ares, en una "carta abierta" a Tribuna de "La Voz de Galicia", intenta emular al Alcalde Pacheco opinando sobre la Justicia, tema que domina y no es ningún "cachondeo".
Julio Iglesias, en su defensa dijo, entre otras cosas:
"Vaya por delante que es un tema muy complicado. Vaya por delante, también, que lo es porque en él se mezclan sentimientos, valores, ideologías, recuerdos... es decir, aspectos muy íntimos de cada uno, de nuestras familias, experiencias conocidas de terceros...
Sentado eso, pretendí centrar la discusión en sus términos legales, porque éstos son los únicos con los que puede intervenir un Juez. Ya que el poder judicial "es la boca que pronuncia las palabras de la Ley", ya que no pueden desviarse de ella, al tener que resolver los asuntos que se someten a su juicio de acuerdo con el sistema de fuentes establecido, ya que los jueces, como todos los ciudadanos, están sometidos al imperio de la Ley y, por ello, sujetos al principio de legalidad.
Siendo así, mi artículo es una crítica jurídica al Juez que dictó esa sentencia, porque al desviarse del sistema de fuentes establecido resulta que dejó de ser poder judicial para convertirse en poder ejecutivo y/o en poder legislativo sin haberse presentado ni ganado unas elecciones.
Lo cual, a pesar de que últimamente a algunos Jueces parece gustarles mucho, resulta que no puede ser.
El poder judicial no puede torcer la Ley. Tiene que limitarse a aplicarla sin más. Y, además, los
intérpretes únicos de nuestra carta magna son los Jueces del Tribunal Constitucional, del cual ese Juez no forma parte."
"Yo sólo quise decir que no le compete a ningún Juez decidir ni lo uno ni lo otro. Pero, a veces, como podemos comprobar ya con demasiada frecuencia, deciden vestirse de políticos y buscar, con sus actuaciones, el apoyo de sus respectivas parroquias. Y para esto ya están los políticos de turno, nunca ellos."
Por nuestra parte queremos abundar un poco sobre las religiones y la necesidad de que se ciñan a su exhibición en su extricto ámbito de privacidad y dejen de inmiscuirse en la vida ciudadana y estatal.
..... Y EL HOMBRE CREÓ A DIOS.
Sí, todos los dioses habidos y por haber son un invento del género humano.
Los motivos son múltiples.
Desde los tiempos más remotos, se siente la necesidad de la adoración a lo desconocido. Lo que se considera superior e indescifrable: la naturaleza, el sol, los astros, los fenómenos naturales. El
universo en sí.
Cuanto mayor era la ignorancia, más se adoraban estas cosas. Todo normal, las personas necesitan refugiarse en algo, en lo desconocido, en el más allá, para implorarle, darle gracias y pedirle cosas convenientes. Mismo para desahogo de sus fracasos y alabanza por sus éxitos.
Muchos necesitan esas creencias para sentirse bien, redimirse y arrepentirse de sus malas acciones y pensamientos, prometiendo enmendarse y no repetirlos. En fin, para sentirse limpios y a bien consigo mismos. También para frenar nuestra animalidad.
Va con la esencia misma del ser humano, dotado de razonamiento y discernimiento de pensamiento.
Eso no tendría más transcendencia, cada uno refugiado en sus meditaciones, que mismo pueden hacerse de forma colectiva o razonando en grupo para comprometerse.
Esto ya es obra de vividores, visionarios, elegidos, pillos y otros espabilados, que utilizando estos sentimientos humanos, organizan estos modos de dominación y sometimiento de las gentes.
Casi siempre ocultándolo con fines buenos, de conseguir el comportamiento moral, de hacer el bien y evitar el mal.
Lo que toda persona con conciencia recta ya sabe discernir.
Así se montan todos los tinglados religiosos de sectas y dominación.
Manejo de las masas para conseguir los fines e intereses de eses potentes grupos que someten y dirigen.
Disfrazados con disimulada moralina hipócrita, logran engañar a gentes de buena fé o a otros espúreos afines que se apuntan al rollo para medrar y beneficiarse.
Se reclutan los creyentes y fieles entre las clases más ignorantes y abandonadas.
Cuanta más incultura mejor.
De ahí el excaso interés de las religiones en contribuir a la culturización y desarrollo.
Se maneja mejor a los subdesarrolados, dóciles y dispuestos a aceptar la Fé, prometiéndoles la salvación eterna, paraísos a cambio incluso del sacrificio de su vida por la
causa.
No hará falta recordar, como manejan los musulmanes a sus fanáticos seguidores con la "guerra santa".
Pero ninguna religión es mejor que otra. Las que ahora se muestran "civilizadas" ya tuvieron su
ferocidad.
Pasan por etapas de más transigencia o intransigencia, según las circunstancias. Pero tratan siempre de la dominación, por las buenas o por las malas. Es el talibanismo de los seminarios.
Por la parte más cercana que nos toca, podemos mencionar prácticas como la conversión y quema de infieles, las cruzadas, la Santa Inquisición y Santo Oficio y más recientemente la comunión entre la Jerarquía Católica integrista con la Dictadura de Franco y de otras como Pinochet, en las que tomaron partido en la represión y eliminación de personas, todo con la bendición papal.
Larga letanía sería enumerar las atrocidades cometidas en nombre de Dios.
Pero, la sociedad ya va despertando porque ve su comportamiento: Predican y ensalzan a los pobres, pero se unen a los ricos.
Adoran el "becerro de oro" de sus tesoros y la Banca Ambrosiana.
Cometen tenebrosos delitos que ocultan, encubren y acallan a quien ose denunciarlos.
Todo tremendamente mafioso y secreto.
Todas la religiones están dirigidas no democraticamente por Jerarquías y Elegídos despóticos e
intolerantes que desprecian a las mujeres.
Engañan y explotan a sus seguidores que de buena fé se acercan para colaborar en temas de caridad, enseñanza, enfermedad y amparo de los desauciados y desgraciados, a quienes socorren y ayudan como cualquier otra ONG.
No hay inconveniente en reconocer esa labor humanitaria con enorme sacrificio de
esas voluntariosas personas.
Meritoria es la labor de muchos religiosos en la enseñanza, enfermedad, pobreza, miseria, etc.
Se puede recordar a la Iglesia de la Liberación en América Latina, al Padre Llanos en el Pozo del tio Raimundo y otros curas ya más cercanos en el Ferrol de los setenta.
Hablar de religión dá para mucho y nunca se pondría a todos de acuerdo. Lo mejor es respetar todas las ideas y dejar que cada cual piense como quiera o pueda.
Pero este es un principio que las propias religiones niegan, ya que su misión es conseguir adeptos de la forma que sea, no respetando a los que discrepan.
A los que reniegan, los llevan a hogueras y lapidaciones, los excomulgan y decretan su muerte y persecución.
Por lo tanto y ya como conclusión, en un Estado democrático no debiera primarse ni destacar a ninguna creencia, por muy mayoritaria que sea.
Tampoco perseguirla ni prohibirla, pero que se circunscriba a sus propios ámbitos y medios.
Nada de privilegios, como se otorga en nuestra Constitución, cuya reforma es más que necesaria ya.
La Constitución Española, que tanto nos sirvió en los últimos 30 años, hay que recordar en que situación fue redactada, con un consenso forzado por las circunstancias imperantes.
Todavía activas la fuerzas franquistas, con un Rey designado por el Dictador, un ejército dispuesto a sublevarse para salvarnos y un clero triunfante e influyente.
Todos tuvieron que hacer renuncias y así salió lo que salió de unas Cortes en pre-democracia y que ni siquiera eran Constituyentes.